14.3.07

La forja del cineasta

Muy señora nuestra:

Sentimos comunicarle que la solicitud de ingreso de su hijo ha sido rechazada una vez más por el Comité de Admisión de nuestra Escuela de Niños Prodigio.

Tras someter a su hijo a continuados y rigurosos tests de talento, hemos llegado a esta triste pero inevitable conclusión. Créanos que lo sentimos. Así pues, le rogamos que cese en sus requerimientos, puesto que sólo consigue ralentizar nuestra labor. Ni su niño es un genio del ajedrez, ni su niño es un superdotado literario, ni su niño tiene un don para las matemáticas, ni su niño nada de nada. Para tener acceso a nuestro centro se exige un mínimo de cinco idiomas no nativos, y él apenas domina el español. Cabe destacar de la misma forma que, dejando a un lado su radical rechazo a todo lo que suponga disciplina, este sujeto no presenta ningún tipo de sensibilidad hacia entornos inmediatos, materiales o abstractos: aborrece la lectura y su única forma de comunicación está basada en la violencia. Asimismo, sus cualidades motrices y vocales son extraordinariamente deficientes para tratarse de un individuo de 34 años.

Haga el favor de asumir que su primogénito es tan mediocre como permite el umbral del retraso mental leve. Imagínese por un instante que todas las madres de individuos mediocres pretendieran ingresarles en nuestro centro. Sería un caos, y nuestro prestigio tendría las horas contadas. Le aconsejamos, pues, que se enfrente a la realidad y sea consecuente. Su hijo jamás supondrá para la humanidad más que un cúmulo de tejidos con estructura bípeda que vivirá y morirá en el más absoluto anonimato, en el mejor de los casos ejerciendo un trabajo gris que podría llevar a cabo cualquier otro.

Confiando en que tenga en cuenta nuestras recomendaciones, le saluda atentamente

El Director del Centro.

ESE MISMO DÍA...